(Tucumán
6/6/1921 - La Plata, Buenos Aires 3/2/2005)
"En
el polvo cesa el hombre y el signo de la muerte está acuñado
en
nuestra frente como un juego profundo. Sin embargo mañana
o
nunca volveremos a conversar, a respirar" N.S.P. 1961
GILGAMESCH
Roto
por dentro, las raíces
del
corazón expuestas al viento
de
la memoria, parte
en
la noche a buscar la hierba
de
la inmortalidad en el reino
de
su muerte, profético,
tal
vez soñando. Muere
tres
veces y tres veces renace en la dulce
mano
largamente esperada,
y
largamente rueda
de
ternura en ternura al cielo
destruido
de su carne.
Tal
vez escuchó entonces llantos de pájaros,
o
en míseras ciudades
quemado
vio su cuerpo, su sombra,
blasfemado
su nombre,
quemadas
sus rodillas. Tal vez su boca
puso
sobre mujeres bajo pórticos
donde
una avara divinidad
vigila
las tinajas
que
los males y los bienes preservan.
En
su jardín descansa ahora
bajo
lacios robles que miran
y
hacia el agua proyectan mundos.
Pronuncia
nombres, ven sus ojos
desvelados
correr la noche
por
el desierto, tras el perro
de
sus días, y los penachos de la muerte
trémulos
coronar las alturas.
Así
en la larga pausa de las palabras,
sentado
a la mesa del sueño,
este
guerrero, señor del tiempo,
bebe
el vino del tiempo.
Ya
llegará después el relámpago
a
deshacerlo para siempre.
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ÁLAMOS
Beber
un vino solitario,
a
las seis, cuando el cielo
cristalino
de octubre cae
lento
y el día es
anónima
medida, cifra
que
cada cual recoge y dobla
como
antigua carta de amor,
estéril,
en la memoria;
beber
sin nadie el vino,
beberlo
como un símbolo
de
amistad con lo otro
que
comienza en el límite
de
nuestra piel: es lo que llaman
algunos,
estar solo,
otros,
los que no saben
la
destructiva labor del alma,
estar
en armonía, acuerdo
consigo,
satisfecho, incólume
como
el canto de la cigarra.
Sombra,
extravío o fronteriza
claridad
descienden
sobre
el que bebe, a cierta hora,
bajo
el atardecer, su sangre,
profanando
el secreto
o
la esencia del límite
que
instituyen la sangre y el vino
como
un oscuro simulacro.
Luce
en vano el externo sol, en vano
estremece
hojas el viento,
tiembla
el álamo y la retórica
paloma
insinúa su alianza
del
yo y el tiempo; en vano
desandaremos
los caminos,
pediremos
a la memoria
un
perfume
o
el resplandor de algunos ojos
amados
y remotos;
las
ramas de los sauces tocan
la
sobriedad del agua: un día
nos
iremos en vano.
De
ensayos elegíacos, 1968
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EN
LOOR DE LOS MUERTOS
Somos
los muertos, aquí
no
hay gloria ni trompetas, sólo
frágiles
tumbas y viento huracanado
sobre
esta tierra hostil
que
aduerme a nuestros huesos, nuestras bocas
y
manos y las frentes desnudas para abrir
en
los cielos de la gloria
una
brecha.
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--Poeta,
escritor y traductor de griego y alemán.
--Profesor
de Letras y Ciencias de la Educación (UNLP)
Perteneció
a la generación del 40
OBRAS
PUBLICADAS
1956
- El mundo extraño – Ediciones del Ministerio de Educación de La
Plata
1957
- Las noches y la pena – Editorial Albatros
1959
- La tribulación y el reino – Del Autor
1961
- Poemas (plaqueta)
1968
- Ensayos elegíacos – Sudamericana
1976
- Cifras, signos, estaciones – Editorial Cuarto Poder
1994
- La noche de Odiseo y otros poemas – corregidor
PREMIOS
1957
- Premio de la Dirección de Cultura de la provincia de Buenos Aires
y Faja de
Honor
de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) por El mundo extraño
1964
- Beca Humboldt, otorgada por la Universidad de Bonn por traducir a
poetas
alemanes.
1968
- Primer Premio del Fondo Nacional de las Artes por sus Ensayos
Elegíacos
1982
- La Medalla Goethe de la República Federal Alemana
1987
- Segundo premio de poesía del concurso de la Fundación Fortabat