Protesta Gaucha
Con la frente descubierta,
la melena negra y lacia,
traigo la gloria y la gracia
de un crioyo que se despierta.
Vengo a golpearle la puerta
al congreso americano,
que dende tiempo lejano
tiene una deuda sagrada,
y he venido con la espada
de la justicia en la mano.
Vengo a reclamar lo mío
que por güeno me han quitao,
quedando tan despilchao,
que cuasi he muerto 'e frío.
Vengo con odio y con brío
hastiao del tiempo sufrido,
razonable y convencido
que aunque es pueblera la cancha
he de ganar la revancha
si no es tramposo el partido.
Yo les quiero preguntar
a esos grandes mandatarios,
que charlan como rosarios
cuando quieren conquistar.
¿Qué es lo que hacen con cambiar
de costumbre en la nación,
con esa preparación
que ante el progreso se abraza!
Ultimarán a mi raza,
matando la tradición.
Y a causa de esas razones,
del progreso americano,
le van sacando al paisano
los últimos patacones.
Los llenan de obligaciones,
siempre hay algo que pagar:
por guías, por señalar,
por campos, marcas y sellos,
y hasta pagarles a ellos
pa que apriendan a charlar.
Nos quitaron las haciendas
a medias con el pulpero,
después, la lana, los cueros,
caballos, matras y priendas,
y en medio de sus enmiendas
creyendo de mejorar,
no se fijan que al pasar,
sobre la pampa querida,
llora una raza vencida
sin patria, pilchas ni hogar!
De “El cantar de los troveros”
(pag. 22)
Edita Biblioteca Nueva, 1949
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El caudillo
¡Caudillo! mandó inculto,
sin otro don que la audacia
que explotan con perspicacia
para rendir al tumulto,
yo no soporto el insulto
ni tu orden de señor;
yo soy un batallador
que nunca luchó a la ciega
y uno que no se doblega
al peso de tu arriador.
Con tus fines usureros
y con instinto salvaje,
lo arreas al paisanaje
como si fuesen carneros,
con taba, naipe y corderos
en tu mismo corralón,
el día de la elección
los hacés emborrachar
después los hacés votar
a nombre de tu mandón.
Y..... si encontrás un varón
que no soporta tu yugo
le mandás a tu verdugo
que le titulás “matón”,
con trabuco o con facón,
mata y cumple tu mandato,
porque tú lo has engañado
jurándole recompensa,
diciendo que tu defensa
es orden en el “senado”.
Y dice..... ¿por qué paisano
le inculcás esa torpeza
siendo que es pura nobleza
su cuna de ciudadano,
no ves, caudillo tirano
que siembra odio y maldad
y en tu culpabilidad
de ser patriota mezquino
le quitás al argentino
el rancho y la libertad.
De “El cantar de los troveros”
(pag. 23)
Edita Biblioteca Nueva, 1949
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