lunes, 31 de agosto de 2015

Aldonate, Manuel


(Juan B. Alberdi, Tucumán 1919 – Monteros, Tucumán 1993)

Monteros, ciudad de cuatro siglos que tienes, junto a Grecia, la virtud de la estrella que te signa la frente de Acrópolis del verbo y te alzas en el tiempo -ciudad de los poetas- solemne como un pájaro cantando allá en la copa celeste de los vientos”. M.A.

CANTO A UN MILICIANO

Por qué tuvo que suceder así, todo al revés
derrumbarse su torso casi estatua
caer a tierra inesperadamente fulminado como un águila
desde la enhiesta cima de su sangre
con toda la luz del alba en la mirada
y con las manos vacías, sin combate,
arteramente cercenadas.

Cuentan las crónicas de los diarios
que sólo a escupitajos, defendióse
y a puro grito y a carajos,
frente a las negras pistolas asesinas
que manejaban los sicarios del odio y la mentira.

Por qué el oscuro dedo en el gatillo
se prestó al cobarde juego que inventaron
los cancilleres y los diplomáticos,
los jerarcas del latifundio, los del petróleo,
los del estaño sometido, o los mercaderes
que compran, al barrer el sol de las espigas,
la salud de los niños y sólo venden el olvido.

Una vez, decidióse a caminar y lo hizo patria arriba,
en dirección al sol, hacia las luminosas islas del Caribe,
donde un lagarto verde agonizaba
entre el aroma de un tabaco ajeno
y bajo el pie de un rubio propietario,
el míster, que bebía su café apoltronado,
mientras en mil cañaverales,
unos juanes de carbón y miedo
le daban a los surcos ciegamente
con puños florecidos de machetes.
Allí topó a su hermano, aquel gigante sembrador de vientos
y se acostumbró al fusil y a la mochila,
y andando y caminando, isla adentro, trepó Sierra Maestra,
que convirtióse luego en el bastión.

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PASTOR

Una vocación antigua de majadas
y frutales cosechas por febrero
le llenaron de luz el cancionero
donde ardían sus últimas guitarras.

Le convocaron con su piel de barro
los soles de naranja del verano,
los pájaros, la luz y sus hermanos
los grillos violineros del ocaso.

Con su vieja vicuña hilada a mano
sobre el hombre dormida como un niño
y el sol arrodillado en sus espaldas,

el pastor ensayaba por su flauta
un aire melodioso de vidalas
donde su abuelo azul resucitaba.

Breve Antología y Tres Poemas, 1988

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CANCIÓN DEL NIÑO ZAFRERO

Un aire de tules blancos
se suspenden bajo el cielo
mientras un niño de cobre
da golpes de pie desnudo
que se duelen de ser tiernos.

Una luna de platino
ojo enorme para el sueño
recoge toda la bruma
para hacer azules sábanas
donde dormir su desvelo.

El niño marcha rompiendo
con su pie tierno y moreno
puñales de escarcha fina
que en el alba son de hierro
en la carne del zafrero.

Quien lo observe caminando
como un hombre en el sendero
no pensará que es un niño
que pueda jugar a veces
como los niños del pueblo.

Cuando los otros aun duermen
soñando sueños de incienso
él va por duros caminos
con su cuchillo zafrero
bajo el rigor del invierno.

Dicen que Dios sabe de esto
Ay! qué difícil es creerlo
Qué hombre no siente pena
al pensar que tantos niños
envejecen en el cerco.

Si yo fuera Dios, pequeño
te daría un rancho nuevo
mucho pan de trigo bueno
una cama para el sueño
y un tambor para tus juegos.

Pero soy hombre mi niño
un hombre de carne y hueso
y para ti solo tengo
una palabra y un beso
en homenaje a tu esfuerzo.

¿Seguirás como hasta ahora
conchabando tu inocencia
por las duras madrugadas
de la zafra y del invierno
sin pan, ni cama, ni mesa?

¿Es la zafra tu destino?
¿La miseria tu maestra?
¿Jamás podrás ser un niño
sino un hombre sin infancia
con un cuchillo en la diestra?

Ya vendrán, niño zafrero
tus mañanas sin desvelos
siete soles sin arriendo
y para tus ojos cansados
la luna de siete sueños.

Tu mano no tendrá hierros
para esgrimir en el viento
ni en el alba te veremos
cobre oscuro, cobre nuevo,
camino del duro cerco.

Deja, que nadie se acuerde
que eres débil y pequeño
pero nadie más que tú
tiene derecho a este verso
valiente niño zafrero.

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Poeta, autor teatral, periodista y educador
Poeta del cañaveral o poeta de la plebe”, como él mismo se asume en el prólogo
a uno de sus libros.
1971 - Organizó el Primer Encuentro de Poetas en Monteros
1976 - Presidente de la SADE (1974-76) filial Tucumán,

LIBROS PUBLICADOS

1963 - Clima de la miel
1966 - Antología poética tucumana en el Sesquicentenario
1967 - Verde carozo del verano – Consejo Provincial de Difusión Cultural
1967 - Veinte poetas cantan a Tucumán
1988 - Breve Antología y Tres Poemas, Editorial Arnau, Monteros, Tucumán
s/f Poemas del cañaveral
s/f Semblanza de un cebil

PREMIOS
 
1965 - Obtuvo el Premio Peuser por "La escuela y el ideal panamericano".
1978 - La SADE le otorgó la medalla de oro por su trayectoria. 
 

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