(Buenos
Aires 1953)
El Abad de San Zeno
¿Qué
sombra atraviesa
el
ávido resplandor del tiempo?
-
Es quien con mezquina complacencia
humillada
la fe del monasterio.
Se
oyó un último grito, y empujado a ciegas
todos
los lugares concitaron para él
noticia
del absurdo
cuando “en el sitio de un pastor auténtico
su padre ubicó a este hijo suyo contrahecho”.
su padre ubicó a este hijo suyo contrahecho”.
-
Ahora, pobre sombra
te
abruma esa antigua vileza.
Las
cosas no resisten,
tu
mundo deforme se dispersa...
Porque
una misma pena los llamará de nuevo
cuando
por causa de la usurpada heredad
transiten
juntos este fondo.
Y
mientras la caterva de almas
apura
tu marcha por los jadeantes senderos,
acaso,
confundido, digas a tu padre:
¿con
qué aritmética fatal, tantas mercedes
que
en menoscabo de otros
colmaban
nuestras vidas
bajo
los cielos de Verona,
pesaron
para vaciar de súbito
el
arca del destino
en
la inapelable justicia de este reino?
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Hacia este sitio he dirigido mis pasos.
Un
paciente arco de agua se erguía aquí.
Restos
de hojas, líquenes, musgo
quedan
como una fina capa de tiempo coagulado.
Ahora
recuerdo este lugar exacto,
sus
jardines, la fuente. Casi en el centro
un
tritón pensaba los lentos reflejos de las nubes
y
los trozos de cielo a sus pies, bajo las aguas.
Recuerdo
también una inscripción que indicaba
un
lugar y una fecha en letras casi borradas.
Siempre
es conmovedora la quietud
que
tejen el tiempo y el descuido
en
la docilidad de los objetos.
Algo
se aprecia
como
un leve declive,
como
un resplandor de barro ciego
que
hiere las cosas.
Ahora
la maleza borra los rostros
de
aquel jardín, y una verja oxidada
rodea
el espacio vacío que ocupó la casa.
Ya
no entrega la fuente su rumor líquido,
ya
no abarca mi mano el pudor fresco del agua.
Sólo
una capa de líquenes y musgo queda
aferrada
a los restos de mosaico.
Algo
ahueca mi pecho, mientras un alba gris
emerge
en los confines de un jardín
clausurado,
deletéreo, venenoso.
De Ronda en altas horas (pag. 76)
Ediciones del Dock - 2013
Fin de juego
De En el cristal del llano / El río de espigas detenidas (1999)
Leyenda
El ojo extranjero /Antorchas en el muro (2013)
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Rostros
que sucumbieron
con
la estática mirada
en
una callejuela donde se enclava la luna.
Seres
agónicos que perduran
con
la lucidez de una epifanía.
El
tiempo cae en días sucesivos
rozados
por la sospecha
de
que su empuje esconde un desvarío.
Ninguna
llave va a las puertas.
Y
hay manos que escriben prietos caracteres
parecidos
a una cicatriz
aludiendo
al espectro de lo que fuera un mundo
incapaz
de algo de generosidad.
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Irrumpieron
con gravedad diez regimientos.
La
plaza se estremeció
con
el desfile de imponentes armas.
Un
tamborilear tatuaba en la piel de una nación
el
perdurable suceso.
Animado
por ángeles sombríos,
el
discurso del líder
hendía
como un mar sofocante.
A
golpes de metralla iba a ser edificada
la
esplendente promesa de futuro.
El
contagioso fervor de la invectiva
giraba
inexorable la llave de la guerra.
Cayó
de rodillas la esperanza
mientras
el cuerpo de la vida pasaba de prestado
por
una puerta cada vez más diminuta.
Y
el eco del monumental discurso
era
un carrillón loco de gloria.
Pero
el clamor se apagó de súbito
al
aparecer los incendios, las ruinas,
las
primeras palabras vacilantes de los huérfanos.
De Ronda en altas horas (pag. 339)
Ediciones del Dock - 2013
Libros publicados
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1985
Cantos de ceniza – Botella al mar
1990
Las cosas no resisten – Del Dock
1994
Pulso clandestino – Del Dock
1999 En el cristal del llano – Del Dock
2003 Cada puerta numerada – Del Dock
2004 Poesía Reunida 1984-2004 – Del Dock
2013 Ronda en altas horas – Del Dock
Faja
de honor de la SADE por “Pulso Clandestino”
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