(Sunchales,
Santa Fe, 25/03/1903 - Rafaela, Santa Fe, 20/11/1978)
LOS
INMIGRANTES
Eso
que el barco tira sobre el muelle
con
el desdén con que se arroja un bulto,
es
el dolor sobrante de una raza
que
supo del poder, la gloria, el yugo.
Carnes
sufridas de los verdes valles,
de
la campiña, la montaña, el burgo.
Gringos
que vienen, apretando
su
lástima en el puño.
Pero
esos hombres que hablan un idioma
de
música y arrullo,
esos
desheredados hombres
de
ojos tranquilos y de brazos rudos,
son
lo que traen el mañana,
los
que alzarán el porvenir a pulso,
ennobleciendo
el pan de cada día
desde
la oscura dimensión del surco.
La
sangre fuerte que con ellos viene
les
llora el tiempo que quedó tras suyo:
la
casa, el pueblo, los afectos,
las
cosas todas del terruño.
Más
tarde, todavía
lejanos
vientos les traerán susurros
de
la patria inolvidada. Y los recuerdos
les
morderán como un dolor agudo.
Pero
ellos son los númenes
que
han de crear un mundo.
Y
enfrente está la calle
donde
el destino los aguarda, oculto.
¡Y
sin temblar se llevan su coraje
a
conversar con el futuro!
Gentileza:
Biblioteca Popular "Sarmiento - - CEC.
"Palabras
Rafaelinas" - Escritores Rafaelinos Agrupados (ERA).
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CIUDAD
DE RAFAELA
MARCHA-CANCIÓN
Era
solo la pampa salvaje
Con anhelo de paz y de hogar,
Los pioneros echaron la estrofa
Para el alba de un nuevo cantar.
Con anhelo de paz y de hogar,
Los pioneros echaron la estrofa
Para el alba de un nuevo cantar.
El
augurio corrió por los aires
Y la tierra y el hombre y su afán
Se lanzaron sin más al futuro
En el nombre del hijo y del pan.
Y la tierra y el hombre y su afán
Se lanzaron sin más al futuro
En el nombre del hijo y del pan.
Y
aquí estás, aquí estás, Rafaela.
Ciudad nuestra, feliz, fraternal;
Llama eterna que nos ilumina
Con el fulgor de supremo ideal.
Ciudad nuestra, feliz, fraternal;
Llama eterna que nos ilumina
Con el fulgor de supremo ideal.
Que
por siempre embanderen tu nombre
El trabajo, la fe y el amor.
Que por siempre tu pueblo sea digno
Del ayer y tu gran fundador.
El trabajo, la fe y el amor.
Que por siempre tu pueblo sea digno
Del ayer y tu gran fundador.
Que
jamás, que jamás se detenga
Tu latido armonioso y cordial,
Y la sobra viril de tus gringos
Te acompañe en tu ruta triunfal.
Tu latido armonioso y cordial,
Y la sobra viril de tus gringos
Te acompañe en tu ruta triunfal.
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SOLEDAD
Aquí,
la soledad.
La
sola soledad de mi alma sola.
¿Qué
se hizo de tu voz
callada
ahora?
¿Qué
del jardín, sólo por ti fragante?
¿Qué
del incendio de la rosa?
Allá,
en algún país de tiempo,
llueven
ajenjo las palabras rotas.
Y
un horizonte musical se quiebra
en
grutas melancólicas.
¿Tal
vez tu voz, y con tu voz la mía,
aun
vagan por sonoras costas,
más
allá, más allá del infinito,
buscando
siempre la perdida aurora?
Tu
distancia arborece,
y
hay ráfagas amargas que preotoñan
sobre
el silencio donde amarilleas.
Densas
circulan, ásperas, las sombras.
El
ruedo del estío, naufragado,
ya
al neblinoso corazón no torna.
Y
una llovizna gris –sabor de nada–
se
va detrás del párpado, incolora.
Vacío,
soledad.
Una
abismal ausencia se desploma,
desnuda
de tu acento
y
de tu forma.
Frente
a la angustia, con la noche encima,
¡la
sola soledad de mi alma sola!
Publicado
en el Nro. 15, verano 2008.
"Palabras
Rafaelinas" - Escritores Rafaelinos Agrupados (ERA)
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LEJANO
PUEBLO MÍO DE MI INFANCIA
Ranchos de lata y perros hacia el este.
Al
norte los tunales y la pampa.
Y
un occidente gris de camposanto,
perdido
entre esmeraldas.
¡Es
un antiguo tiempo de la sangre
esta
dulce provincia de mi infancia!
El
pueblo estaba al sur. El pueblo
era
un domingo de camisa blanca,
pañuelo
perfumado
y
el nudo maternal en la corbata.
Aldea
de labriegos,
con
mostradores de buen vino y grapa,
almacenes
que olían a pimienta
y
verdinegras zanjas
donde
los sapos celebraban lluvias
en
un idioma secular de gárgaras.
País
de Liliput, al que se iba
con
infantil curiosidad de chacra.
¿Cómo
explicar aquellas tribus gringas,
vestidas
de importancia?
¿Y
esa tiesura grave,
tal
vez con presunción de aristocracia?
Primero
era la misa,
con
su latín que nadie interpretaba.
Misa
de rogativa de cosecha,
más
que de amor a Dios y de alabanza.
Después,
afuera, el sólito concilio.
Interminables,
efusivas charlas,
con
el virtuoso tema femenino
de
encajes y de ropa almidonada.
Juegos
y gritos del tropel de niños.
Dudosos
secreteos de muchachas.
Sonrisas
complacientes de las madres.
Y
el viejo cura, con su cara santa,
remolineando
de un corrillo a otro
la
astuta inquisición de su sotana.
Los
hombres, mientras tanto,
con
firme empeño y en brillante carga,
ya
habían conquistado las esquinas.
Y
entre “toscanos”, cantos, carcajadas,
y
cuentos de sabor que no se dice,
se
echaban el boliche en la garganta.
¡Felicidad
de gente laboriosa,
que
un largo cuatro rumbos de volantas
desparramaba
de regreso al campo!
Pueblo
mío, de fábula.
Con
sus baldíos de oxidados sunchos,
plaza
de pencas y de fiestas patrias…
¡Es
un antiguo tiempo de la sangre
esta
dulce provincia de mi infancia!
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-
Escribió fundamentalmente poesía, aunque también publicó cuentos
y novelas
de folletín en diversos
periódicos
-
Autor de la letra de distintas marchas
-
Fue fundador y director de las revistas literarias Revista Social
(1939),
Aleteos (1944) y Mi
revista (1945)
-
En el año 2012, la Cámara de Diputados de la provincia de Santa Fe
lo declaró
"Escritor Destacado
de la Provincia Post Mortem"
Libros
publicados
1946
- Mensaje Lírico
1948
- Tiempo de amor
1950
- La dama de las rosas
1952
- Silvas labriegas
1970
- De otros días
1974
- El sueño casi imposible
1975
- Lugar de tierra nuestra
1977
- Reiteración del hombre
1981
- Obra poética édita e inédita – municipalidad de Rafaela – 4
tomos OP
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