(Villa
Mercedes, San Luis 11/3/1944)
Circunspección doliente
La
noche,
silenciosa
hasta lo abominable,
también
oculta el cielo y las estrellas,
ensombrece
al alma
que
circula por el angosto pasadizo blanco
de
la calle.
Teme
esa luz el alma,
blanco
neón que le ilumina
el
recto asfalto, la calle indefinida
y
sin interrupción, como la noche.
La
tenebrosa sombra que se cierra
donde
la línea de la luz termina
agosta
el alma, pero el alma
de
este vacío – sombra sabe apenas.
Y
así, pura extensión, como la ruta,
el
alma ignora
desde
qué momento
camina
esa penumbra
o
cu{ando despejará el enigma
de
la luz, el propio o la negrura.
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¿Cómo
recuperar la alegría que antaño se asomaba
igual
que los títeres burlones de seda en la ventana
y
se escurrían después, si algún perturbador recuerdo
agrisaba
los cánticos que el mundo, inexorable,
mostraba
en una flor cualquiera
abierta
al ímpetu del sol, o, luego, a su inmediato
y
provisorio ocaso?
¿Y
dónde? ¿en qué suelo crispado
por
el rayo tutelar de la conciencia?
¿en
qué escondida visión de un místico sin voces?
¿en
qué mentira de un prestidigitador
Sonriendo
entre los niños?
Pareciera
emanar de los infiernos
un
hálito letal en cuya asfixia
late
la prohibición de ilusionarnos,
¿dónde
encontrar la cueva
que
aloja a los demonios
aunque
fuera simplemente para conocerlos?
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La
higuera que nunca repitió sus frutos
y
el olivo,
los
laureles en la sien del vencedor
y
la corona de espinas
reflejando
un atardecer, en cambio, reiterado
desde
aquel entonces,
los
bríos del cordero y el felino rampante
observando,
con extrañeza, un diminuto trono
donde
el mugido y el rebuznar reemplazan
los
sones de gloriosas trompetas por la mansedumbre.
Fulgores
y oscuridad también iterativos hoy,
cuando
la historia, en su inmisericorde calma
los
entreveró sin pausa, y las llagas de la humanidad
conocieran
la sal de todas ellas,
y
de otras promesas también, de diferentes rincones
de
una tierra aturdida, y, tantas veces aún,
crucificada,
en
distintas colinas,
aunque
en la misma sordidez de antaño.
Restos
abandonados en la playa
por
sucesivos reflujos que las generaciones
(incluso
previas a “desde aquel entonces”)
recogen
y devuelven entre canciones y melancolías,
quejas,
esperanzas, arrebatos de furia
y
olvidos transitorios que las inequidades
despiertan
a empellones.
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1983
Ráfagas de luna - Fundación Argentina para la Poesía,
Buenos Aires
1985
Tardes en el paisaje y hombre - Fundación Argentina para
la Poesía, Buenos Aires
1986
Entre la poesía y la filosofía y la poesía. Mutuas iluminaciones.
– Ensayo - En: “Empresa poética”, año 1, número 4, Buenos
Aires, enero – junio 1986
1987
Fuego sin dioses – Fundación argentina para la poesía
1988
Interlineal cincuenta – Filofalsía
1990
Tarde crepuscular posible (poemario incluido en Continuidad
en los modos que incluye cuentos y un ensayo acerca de
la Creatividad) – Filofalsía
1992
Correspondencia abierta – Correo Latino, Buenos
Aires
1993
La poesía entre la cultura popular y la tecnología.- Ensayo - En
“Nexo literario”, año I, número 1, Buenos Aires, enero 1993
1994
Homo homini homo – Fundación Argentina para la Poesía,
Buenos Aires
1996
Las horas del himno – Libros del empedrado
1997
Revelaciones del tiempo – Libros del Empedrado
2000
Viaje parcial por el Planeta Tierra – Stevenson
2001
Los terracota y polen – Ediciones Amaru
2003
Ambigüedades y certezas. El mediodía en su sombra. La luna qué,
Buenos Aires,
2003
Pantomima y desierto – Ediciones Amaru
2006
La rebeldía agónica. La luna qué, Buenos Aires
2007
proximidades lejanas – Ediciones Amaru
2011
Penumbra sin voz y luminosa voz de vos - La Luna qué, Buenos Aires
2013
Amaneceres vedados al tiempo – La luna qué
2015
Veladuras y pliegues – La luna qué
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