martes, 18 de agosto de 2015

Bossero, Enrique Roberto

(Buenos Aires 25/01/1930 - CABA 31/12/2014)

II

La soledad esboza una
sonrisa y
ya nos hemos acostado juntos
nada más que para
desvestir nuestras almas y
compartimos
mientras ensaya su himno de
seducción y eternidades
sobre el exilio de mis maños
todavía
en duelo.
Abajo
Desde una vereda conmovida por
la noche
otras soledades
en soledad
han comenzado a tirarnos piedras
para distraernos

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Poema diecisiete

Mi mano sabe de ti más que mis ojos
serpiente desconcertada que se envuelve en tu geografía
sin la avaricia de postergar otras sublimidades.
Fácil es amarte después de medir tu cuerpo
de hallar en su transcurso el escondite
donde habrán de desovar tus poros
sobre los míos calladamente hambrunos.
A veces mi mano intenta rectificarte
para adivinar el espasmo de tus sentidos
la exageración de tus ojos
pero todo se concentra en el límite de tus extremos
y entonces pareces tan blanda como las nubes y el silencio
ese silencio que apuesta una carta con corazones
mientras yo busco los tuyos y tu cuerpo
se queda latiendo hasta en la prisión de los anillos.
La noche desmiente a los espejos
y es verdad porque son mis ojos los que ahora te reflejan.
Si un día mis manos te olvidaran
yo no sabría qué hacer para empezar a amarte.

De Continuidad de la inocencia, 2000.

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Algún día voy a recibir una carta de amor

Algún día voy a recibir una carta de amor.

Allí donde se amontonan los diarios estridentes,
las cuentas a pagar indescifrables,
los recordatorios depresivos,
allí,
un día voy a encontrar una carta de amor.

No importará el nombre de la mujer amante,
la antigüedad de su piel,
la fidelidad de su mano,
la música de su cintura,
ni siquiera sus errores ortográficos.

Porque algún día quiero ver una carta de amor
en medio de tanta papelería inútil.
Me quedaré solo para mejor gozarla
y la abriré con las yemas de los dedos para mejor
        no herirla.
Me pondré levemente colorado,
me tironeará la nuca,
y mientras recorra sus líneas
tal vez me suba la presión a 19
ó 20. Tampoco importa.
Algún día voy a recibir esa carta de amor.

Después,
silbaré el Himno de la Alegría del Gran Sordo
   -distraídamente-,
le haré un guiño al gato marrón que siempre está
    sobre la chimenea,
y esperaré que pase mi tortuga,
si aún existe,
para correr junto a ella y encadenar al tiempo.

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Reinventar la utopía

Levantar un muro
voltear todos los muros
escribir un himno
destruir todos los himnos
cualquier cosa
con tal de reinventar
la utopía.

De Mar Azul, Cielo Azul. Blanca Vela... (pag. 55)
Ediciones Botella al Mar, 1999.

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Libros publicados

1952 La soledad sonriente – primera edición - Editorial Albor
1969 22 poemas casi tristes – primera edición – Ediciones Noray (2da. Ed. 1972; 3ª Ed. 1975)
1971 La ciudad con Norma - Talleres Gráficos Schuvaroff
1974 Elegías a la muerte de la palabra – (2ª Ed, 1975)
1976 Nuevos poemas casi tristes - Ediciones Fígaro
1978 A pesar de todo
1980 Tiempo imaginado - Botella al Mar
1984 Poemas innecesarios – Botella al Mar
1991 El amor total – Botella al mar
1997 Perplejidad en dos tiempos – Botella al mar
2000 Continuidad de la inocencia – Vinciguerra
2003 Ventana de amor y luna – Vinciguerra – Summa
2010 La inocencia en el patíbulo – Vinciguerra
2010 Celebración de la noche - Vinciguerra
2013 Últimas Postergaciones – Vinciguerra

Reconocimientos

1975 Faja SADE 
por Elegías a la muerte de la palabra

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