jueves, 20 de agosto de 2015

Bosco, Eduardo Jorge

(Buenos Aires 1913- 1943)
ARTE POÉTICA

Lentamente apresúrate,
recogiendo en silencio
tu dispersa riqueza.

Deja que lento el mundo
se contemple en tu alma.

Afírmate en la rienda
sin derramar ni un soplo
de fuerza, concentrándose
para el único acto.

Lo demás es, se sabe,
disolución y muerte:
medir la vida, el tiempo,
en perdidas palabras,
en gestos derruidos.

Con una palabra, con un acto solo,
alumbrar
¡es lo imposible! al mundo.

De Obras completas, 1952

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SONETO DE LOS AMANTES

Están los cuerpos en fervor vencidos
al borde de la noche que se extiende
tras de sus rostros. El deseo asciende
por los desndos miembros persiguidos.

El cuerpo, silencioso en sus sentidos,
en otro cuerpo su tristeza aprende
cansadamente, hasta que el día enciende,
oh noche, tus jardines derruidos.

La carne adormecida rememora
otro jardín donde lo eterno fluye
- fluyó - de Dios destierro, ahora

que la sangre en el tiempo se destruye
y sólo ve, en las piedras de la aurora,
el tardo río que a la muerte huye.

De Los poetas del 40 (pag. 30)
Centro Editor de América Latina, 1968

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PAYADORES

A Ud. don Pedro Figari, padre de los
gauchos y morenos, pintor de la luz y
el aire en el cielo y campo uruguayos.
A su memoria.
E.J.B., “La Reja”

¡Ah, tiempo aquél, ya pasó!
Hidalgo

Me estoy acordando de aquellos varones
que supieron guitarrear y cantar:
gauchos de botas de cuero crudo,
blanco criado y ancho chiripá,
que en la pulpería del pago
o a la sombra de un ombú patriarcal
se le prendieron a la guitarra
del contrapunto y sin parar
se olvidaron, durante inmensas horas,
de la vida y del mundo, para cantar.

I
Están los dos criollos frente a frente,
en torno al cerco de cansadas brasas.
El uno se le duerme al encordado,
mientras el otro empina la guitarra y canta.
Con voz ronca y pareja de varón dolorido
va diciendo las cosas de siempre, como un agua.
(Es una voz que viene desde lejos
como rodando de alma en alma;
es una voz que viene con la sangre
y se levanta y canta.
Hombres con vocación de copla y pena,
muertos antepasados, vuelven a su garganta
midiéndole el sentencioso saber antiguo
en la pensada lentitud de la palabra.)

El otro, concentrándose, echa hacia atrás el busto,
y entornando los párpados ladea la guitarra
y comienza a pulsar con rápido rasgueo
y el canto, como un pájaro, nace de su garganta.

Canta con igualdad a las cosas de todos.
Una serenidad digna le mide sus palabras.

(Quisiera hablar, quiero decir
honradamente mi alabanza
a la franca llaneza de sus coplas
y a la pasión de hombría que alumbraba sus almas.)

El hombre, ya entonado, después de otro punteo,
vuelve a empezar el canto de la copia pensada.

Se pone mano a mano a nombrar a la muerte
y al destino del hombre que vive en la tardanza
de lo que nunca llega. (Detrás le alumbra el campo,
en hondo cielo verde, su soledad de pampa.)

Va diciendo otras cosas de lejanía y recuerdo:
memorias que la vida a todo ser depara;
y su voz conmovida por los años descubre
la punta de milagro que hay en toda distancia.

Se acuerda de los días que el tiempo ha ennoblecido,
de las perdidas tardes, de las muertas mañanas
que el olvido, maestro del recuerdo, transforma,
en lo hondo del pasado, con su imprevista magia.

Esta es la vida ausente de esplendor y de brillo;
y sentencioso y lento, el hombre, solo en su alma,
medita en la pobreza de toda maravilla
y al medir su destino la voz se le desgana.
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De Obras completas, 1952

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En 1943 se mató Eduardo Jorge Bosco, a la edad de veintinueve años.
No había publicado ningún libro

Publicaciones

1952 - Obras Completas Dos Tomos – Ediciones Ángel Gular
s/f Poemas En Lingua Galega – Xunta de Galicia
1994 - 8 poemas en lengua Gallega – Parlamento de Galicia OP

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