(Buenos
Aires, 31/10/1970)
El ombú del descanso II - Óleo s / madera de Jackie Molina |
“Dedicado a todos aquellos que se vieron
impedidos de transitar libremente por
cualquier lugar del mundo.”
Apátridas,
el viento y el aguacero,
desconocen
impuesto enclavamiento
del
humano, que fija el nacimiento,
y
cercena del hombre libre fuero.
Mas
el cielo sin dueño, aventurero,
da
el consejo cautivo de su viento,
sobre
el agua, indómito sustento,
a
los tímpanos blancos del velero.
Pues
natura en su díscolo deseo,
con
sus manos apátridas, furtivas,
desmenuza
la ley del papeleo;
guía
al nómade en tránsito de vida,
desechando
las normas decisivas
sin
que número humano se lo impida.
***********************************************
En
un bosque de los tantos,
debajo de ingente azul,
con su tronco embelesado,
se anquilosaba un ombú.
debajo de ingente azul,
con su tronco embelesado,
se anquilosaba un ombú.
Un
ombú que perpetuaba,
indefinida, su espera,
con un ancla de raíces
lanzada sobre la tierra.
indefinida, su espera,
con un ancla de raíces
lanzada sobre la tierra.
Un
ombú que prolongaba
sus enramados caminos,
para que el ave asentase
la vivienda de sus nidos.
sus enramados caminos,
para que el ave asentase
la vivienda de sus nidos.
Un
ombú cuya nostalgia
se remontaba a la ausente
condición, liviana y libre,
de ser pequeña simiente.
se remontaba a la ausente
condición, liviana y libre,
de ser pequeña simiente.
Pues
sabiendo que, del suelo,
era enclavado cautivo,
nunca mostraba, aunque enorme,
contento por verse vivo.
era enclavado cautivo,
nunca mostraba, aunque enorme,
contento por verse vivo.
Nunca
mostraba contento,
si bosque ni monte vario
conocía por sufrir
condena de sedentario.
si bosque ni monte vario
conocía por sufrir
condena de sedentario.
Mas
pasó una mariposa
ingenua, por ser menor
su vivencia entre los bosques,
e inquieta se le acercó.
ingenua, por ser menor
su vivencia entre los bosques,
e inquieta se le acercó.
Y
sin saber de la pena
que al árbol amedrentaba,
irreverente y curiosa
le preguntó con sus alas:
que al árbol amedrentaba,
irreverente y curiosa
le preguntó con sus alas:
«¿Me
dirás, ombú, por qué
la natura es tan injusta,
que me hizo frágil a mí
y a ti una planta robusta?
la natura es tan injusta,
que me hizo frágil a mí
y a ti una planta robusta?
»¿Me
dirás, ombú, por Dios,
pues juro que no lo entiendo,
por qué fugaz me hizo a mí,
mientras a ti sempiterno?
pues juro que no lo entiendo,
por qué fugaz me hizo a mí,
mientras a ti sempiterno?
»¿Por
qué, pródiga, te dio
natura a ti tantas ramas
con hojas, mientras a mí
tan sólo débiles alas?
natura a ti tantas ramas
con hojas, mientras a mí
tan sólo débiles alas?
»¡Qué
injusta que fue natura
conmigo, puesto que tú
cuentas con tantas ventajas
por ser un árbol, ombú!
conmigo, puesto que tú
cuentas con tantas ventajas
por ser un árbol, ombú!
»¡Qué
bellaca fue natura,
qué inicua, mala e injusta,
que me hizo frágil a mí
y a ti una planta robusta!»
qué inicua, mala e injusta,
que me hizo frágil a mí
y a ti una planta robusta!»
Mas
el ombú plañidero,
con su savia de tristeza,
le respondió con sollozos
de brisa entre la maleza:
con su savia de tristeza,
le respondió con sollozos
de brisa entre la maleza:
«Yo
prolongo mi enramada
cual un frondoso camino,
para que puedan posarse
los pájaros con sus nidos.
cual un frondoso camino,
para que puedan posarse
los pájaros con sus nidos.
»Testigo
soy de las crías
que raudas al cielo huyen,
mientras a mí, una parcela
diminuta me recluye.
que raudas al cielo huyen,
mientras a mí, una parcela
diminuta me recluye.
»Y
siendo enorme, no muestro
contento por verme vivo:
Obsérvame, de este suelo,
soy enclavado cautivo.
contento por verme vivo:
Obsérvame, de este suelo,
soy enclavado cautivo.
»Obsérvame,
que yo nunca,
ni bosque ni monte vario
conoceré, si condena
sufro de ser sedentario.
ni bosque ni monte vario
conoceré, si condena
sufro de ser sedentario.
»Ve
tú, mariposa blanca,
que tienes vida de un día,
a conocer lo que yo
no pude en mi larga vida.
que tienes vida de un día,
a conocer lo que yo
no pude en mi larga vida.
»No
te quejes, pues natura
me dio a mí en eternidad,
lo que a ti, con ambas alas,
te dio en posibilidad.
me dio a mí en eternidad,
lo que a ti, con ambas alas,
te dio en posibilidad.
»Que
si me dio a mí, natura,
dureza sobre este suelo,
a ti la fragilidad
te dio, mas en amplio cielo.
dureza sobre este suelo,
a ti la fragilidad
te dio, mas en amplio cielo.
»¡Ve
tú, dulce mariposa,
que tienes vida de un día,
a ver lo que yo, en un siglo,
no pude ver todavía!»
que tienes vida de un día,
a ver lo que yo, en un siglo,
no pude ver todavía!»
***********************************************
Hay
hombres espurios venidos a niebla
que
ahondan escenas de bruma borrosa,
fetiches
de paso, con ojos que pueblan,
frustrados
anhelos de cuentos de rosa.
Son
hombre estatua, de fijas maneras,
que
aportan vacías ausencias de nada,
objetos
inertes que aspiran quimeras
y
tarde perciben que están de pasada.
Son
hombres de pasto que nacen y mueren
y
ocupan distancias de viajes ajenos,
postrados
silencios, esbozo de seres,
lactantes
que buscan un lúgubre seno.
Son
hombres que arrastran la vida a un costado
y
toman residuos de tiempo del piso,
si
acaso la muerte los quiere a su lado
los
lleva tan sólo por un compromiso.
************************************************************************
1998
Coro de alimañas (poesía animalesca) – corregidor
1999
Eclipses – del autor
1999 Sonetos Díscolos - Nueva Generación - Plaqueta Colección Edgar Bayley
2000
Diálogos Legendarios – EL Faro
2000 antimotivos - Jazzbird
2000
Poemas 1 – 1999-2000 – Del Autor (06/2000)
2000
Poemas 2 – 1999-2000 – Del Autor (12/2000)
No hay comentarios:
Publicar un comentario