miércoles, 5 de agosto de 2015

Bacigalupo, Luis

(Buenos Aires 1958)


Heliogábalo
                                        Una cosa nombrada es una cosa muerta,
                                        y muerta porque está separada.
                                                                                     Artaud
No es lo correcto
sin esta intensidad no se podría.
Es inútil insistir
llueve, pero podría no llover.
En la despótica discursividad de un mundo
sin filiación
lo correcto sería entonces dejar
el heliotropo en el perú.

Contingencia necesaria del morir.

Dejemos pues el heliotropo allí
en el falo solar del dios invicto.

¿Las rosas?
Elipsis de una perplejidad lunar.

Pero si un día he de morir
que sea en el perú
pero si nunca muerte alguna me llama
como el heliotropo quiero vivir
en tu jardín, tendido al sol,
dominado por la gula y la crueldad.

De 99 nubes

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Los hambrientos

En ese campo pastan los hambrientos
con la caída del sol, bajo las estrellas,
cuando despunta el alba, encendidos
por el filamento del mediodía,
pastan allí en todo momento, fatigados
pero sin claudicar, pastan incluso cuando la
extenuación los echa en tierra y el sueño
los sume en un lago muerto.

Así son los sueños de los hambrientos
que no cesan de pastar.
Carecen de memoria de saciedad
por lo que abundan en un hambre eterna.

Es un campo rico en pastos blandos
y pastos duros
pero los hambrientos no hacen distinción.

Los pastos de ese campo crecen
en igual proporción en que son cortados
por la voracidad hambrienta de los hambrientos.

El pasto allí nunca escasea.
Que se den por contentos los hambrientos
(jamás por satisfechos)
y que pasten por siempre en paz.
El buen pastor vela
por realización sempiterna de sus pasturas.

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Deus ex machina

De un maquinita, sí,
de una maquinita amatoria conservo registro.
De un pensar almacenado habiendo
pensado antes de adquirirla
legítimamente.

Más humano aún que la mirada última de quien no vuelve
o ya no reacciona frente a determinados estímulos.
Más humanos que un corazón de madre
en condiciones adversas. El gesto,
al accionar el dispositivo,
enternece a las gentes de fe.
Fe en el músculo, en la mesura,
en el vano esfuerzo de trazar la bisectriz sin bisturí.

Entonces las cosas poseen un sentido
al que sólo la mecánica atiende. La mecánica
de los cuerpos opacos, de los soplos neumáticos, en fin...
Más que algo activado en la opacidad
y debidamente combustionado...
Así funciona.

La configuración celeste, la paciente construcción de esa ilusión
                                                                                           que,
al distanciarse del efecto visual de su virtual mecánica,
                                                                           de su reflejo
y de lo invisible descendente
con aparatos y aparejos sin dios ni esperpentos
se contrae legítima,
fehacientemente.

De Mixtión
Mar Azul. Cielo Azul. Blanca Vela... (pag. 38)
Ediciones Botella al Mar, 1999.

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Fue editor de la revista de literatura “La papirola” y del sello del mismo nombre. 

Libros publicados

1987 Trogloditas
1988 Yo escribía un poemita
1989 El relumbrón de la claraboya - Último Reino
1989 Las purpurinas - Último Reino
1989 Madagascar - Último Reino
1992 El océano
1995 Elíptica del espíritu
2014 Mixtión - El jardín de las delicias

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