domingo, 9 de agosto de 2015

Rivarola, Pantaleón


(Buenos Aires 27/7/1754 – 24/9/1821)


SUCINTA MEMORIA

 I
Ciudad de Buenos Aires, valerosa,
Fiel, leal, y constante en sumo grado,
Que has sufrido con alma generosa
Los contrastes de un tiempo desgraciado:
Recuerda ahora el momento en que orgullosa,
Esa terca nación que te ha injuriado,
Te acometió otra vez con arrogancia
Y se estrelló de nuevo en tu constancia.

II
Los obstinados anglos intentando,
Ganar de nuevo esta ciudad constante,
Su gran convoy acercan, anhelando
Desembarcar sus tropas al instante.
Nuestras bravas legiones observando
El desembarque ya hecho, aunque distante,
Se previeron y animan al momento
A frustar del britano el fiero intento.

III
El bravo Whitelocke reforzado
Con tropas de la Europa, se avanzaba
Hacia esta capital, muy confiado
En las grandes columnas que mandaba,
Pero este pueblo fiel que preparado
En el Dios de sus padres esperaba,
Sale como un león al descubierto,
A derrotar al anglo en campo abierto.

IV
El britano sagaz, que había intentado
Entrarse en la ciudad sin resistencia,
Atraviesa el Riachuelo, apresurado,
Para lograr del ejército la ausencia.
Marcha por entre quintas, denodado,
Con veloz paso y grande diligencia,
Para entrar por las calles hasta el Fuerte,
Mas, presto se encontró con fuego y muerte

V
El General Liniers, cual bravo Marte,
Atravesó las quintas por el centro
De sus bravas legiones, sólo parte
Pudo al Anglo salir al duro encuentro,
Y en lo de Miserere, sin baluarte
Batiéndolo, le impiden entrar dentro,
Cuya acción, arriesgada y atrevida,
Libró la capital de ser perdida

VI
Con estos valerosos campeones,
También llegaron, (¡qué oportunamente!),
Un trozo de artilleros con cañones,
Que a los Anglos batieron de repente:
Poco duró la acción, pero a montones
Tuvo muertos y heridos de su gente,
Ese fiero britano que venía
A cubrirnos de males aquel día

VII
Esta acción, repentina y arriesgada,
Costó la vida a algunos valerosos;
Pero, tan digna sangre derramada,
Produjo efectos grandes, prodigiosos;
Pues, aterrado el Anglo en su jornada,
Al encontrar los nuestros animosos
Que tal estrago hicieron en su gente,
Desistió de su entrada prontamente.

VIII
Los bravos batallones que pudieron
Alcanzar a los anglos en su encuentro,
Y los demás guerreros que corrieron
A impedirles el paso para adentro,
Todos en retirada se pusieron,
Replegándose pronto para el centro
A socorrer la plaza en tal conflicto,
Mostrándose así el pueblo siempre invicto.

IX
Aquesta retirada presurosa
Fue, en aquella ocasión inevitable,
Siendo, por otra parte, ventajosa
Y de una utilidad imponderable;
Pues, en aquella noche congojosa,
Noche de turbación inexplicable,
Se reunieron adentro las legiones
A defender la patria cual leones.

X
Los días tres y cuatro, se pasaron
En reforzar la plaza y abrir fosos,
Y en la muchas guerrillas que trabaron
Con los anglos los nuestros animosos.
Estos, con tal denuedo pelearon,
Que al Britano le hicieron mil destrozos,
Ensayándose así con tanta gloria,
Para obtener el cinco la victoria

************************************************

OCTAVAS

I
Venid pueblos, oíd atentamente
Lo que nos ha asombrado y aturdido,
Lo que de todo racional viviente
Apenas hoy pudiera ser creído.
Pero, como el gran Dios omnipotente,
De aquesta maravilla autor ha sido,
Desaparece todo lo imposible
Y cuando acá en lo humano era increíble.

II
Y tú, pueblo argentino, que afligido
Con disgustos, zozobras y tormento
Ese terco britano te ha tenido,
Sin dejarte reposo ni contento,
Olvida ya el quebranto que has sufrido
En tan duro y cruel padecimiento,
Al ver el resultado de aquel día,
Que al Perú ha llenado de alegría.

III
Los duros anglos otra vez vinieron,
Y sus grandes columnas acercando,
Hacia la capital se dirigieron,
Fuego, estragos y muerte fulminando.
En el cinco de Julio acometieron,
La ciudad por mil partes atacando;
Pero el pueblo leal, fuerte y constante,
Al britano derrota en un instante.

IV
Cual tigres de la Hircania enfurecidos
Nuestros bravos guerreros peleaban,
Por calles y azoteas repartidos
Con los fieros britanos que avanzaban.
Así, por todas pates perseguidos,
En las casas y patios se emboscaban;
Y acosados del fuego y los aceros,
Los anglos se entregaban prisioneros.

V
El hórrido semblante de la muerte
A los tristes britanos perseguía;
Su guadaña los hiere de tal suerte,
Que las calles volvió carnicería.
Tal fue el valor de aqueste pueblo fuerte,
Resistiendo a los anglos aquel día;
Whitelock capitula, y diligente
Se embarca con los restos de su gente.

VI
Valerosas legiones, ya vencisteis
De esas tropas britanas la osadía,
Cuando el cinco de Julio resististeis
Con firmeza, denuedo y valentía.
La patria y religión que defendisteis,
Harán siempre recuerdo de aquel día,
Y el anglo, destrozado y aturdido,
Llorará eternamente haber venido.

VII
¿Y quién sino el Dios omnipotente,
Librarnos pudo en lance tan temible,
En peligro tan grande e inminente,
Cercados de una hueste tan terrible?
Sí; el Señor nos libró, pío y clemente,
Dándoos una victoria tan plausible;
Y ha salvado a su pueblo en este día,
A este su pueblo fiel que en él confía.

VIII
Así la patria se transporta en gozo,
El Continente llora de alegría,
El Soberano oirá con alborozo
Todo lo que su pueblo obró este día;
La santa religión que un gran destrozo
En los fieles y altares se temía,
Rebosa ya en placer, en gozo tanto,
Y practica tranquila el culto santo.

IX
Así, gran Dios, a ti se dé la gloria
Pues, a tu amado pueblo, que afligido
Te imploraba, le diste la victoria,
Quedando el anglo absorto y abatido.
De tanto beneficio, la memoria
Será eterna, en tu pueblo agradecido,
y a ti acudiendo en sus necesidades,
Hallará siempre prontas tus piedades.

X
Y vosotros ¡oh! ¡víctimas leales!,
Muriendo por tal causa conseguisteis
Una gloria inmortal en los anales
De aquesta religión que defendisteis,
Ella dirigirá sus siempre anuales
Sacrificios al Dios por quien moristeis;
Y al rendirle sus gracias y loores,
Jamás olvidará sus defensores.

XI
Y vosotros también, ¡oh valerosos
Guerreros de la patria, que aún con vida
Os halléis al presente, muy gozosos,
Al ver ya la victoria conseguida!
Esforzad esos pechos animosos
A favor de la patria defendida,
La que al Señor por tanto beneficio,
Alaba y pide os mire muy propicio.

********************************************************************************************************
Escritor, sacerdote, abogado y catedrático
 
Obra literaria

1790 - Novena del glorioso San Martín Obispo, Patrón Principal
          de la muy Ilustre y Noble Ciudad de la Santísima Trinidad
1806 -Romance heroico sobre la reconquista - Imprenta Niños expósitos
1807 - La gloriosa defensa - Imprenta Niños Expósitos
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario